Visualiza la imagen de un padre y un hijo, sentados en el segundo escalón de un porche, en una de esas casas de madera americanas que vemos en las películas. Un atardecer cálido de verano, una cerveza en sus manos... Comienza la charla: "Hijo, hay un momento en el que..."
Quería recordar esta escena porque a algo así me recuerda esta situación, una charla entre un experimentado empresario y una novata como yo en el que surge el consejo de sabio "Existe un momento en el que todo proyecto... SE CONVIERTE EN UNA PESADILLA!!!!!!!"
Y rompo de golpe esta idílica escena para contaros lo que me ocurrió hoy. Llevo días pensándolo. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Debería cambiar alguna cosa? Mil dudas impregnan mi mente con un toque agrio y cierto resquemor de angustia y miedo. ¿Qué estoy haciendo?
Ha llegado ese momento desesperante que ya me habían avisado, un punto climax de esta aventura emprendedora en el que parece que todo se viene abajo, que tus esfuerzos no valen la pena, que estás haciéndolo todo mal.
Tras darte cuenta que has entrado en bloqueo, un buen paseo y una tarde de compras con tu mejor amiga, te sientas de nuevo contemplando tu proyecto y empiezas a verlo desde otra perspectiva. Si, hay cosas que deben cambiar y otras que están bien como están. Sigue modelando esta pequeña obra de arte que se llama empresa.
Los momentos de incertidumbre en los que quieres tirar la toalla son parte del camino, serán frecuentes, momentos de reflexión en los que aprender de los errores y tomar una buena actitud para seguir adelante, enfrentarte a los miedos con toda la entereza posible, plantarle cara a los problemas y decirles ¡Lo solucionaré!
Y aquí estoy yo, justo en ese momento, examinado con lupa el proyecto, los problemas... y pensando que pase lo que pase no voy a tirar la toalla.
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